LEYENDA DEL TIMBÓ
En la vasta llanura chaqueña la vida era fatigosa y dura durante los meses de verano.Atravesando grandes distancias, a pie o a caballo, se encontraban algunos modestos caseríos visitados de vez en cuando por algún ciego y su lazarillo.
La llegada del ciego con estampas y baratijas y algunos libros de viajes o vida de santos, era siempre un acontecimiento; y al modo de los juglares, el viajero encontraba hospitalidad y afecto en los abnegados pobladores del Chaco legendario.
Un día Timbó, anciano ciego, atravesaba el campo chaqueño con la ayuda de su lazarillo.
La saca enorme contenía los alimentos para el viaje y los libritos para la venta. La mano apoyada sobre el hombro de su lazarillo se hacía cada vez más pesada; y los ojos sin luz sentían, a pesar de las sombras eternas las fuerzas de las brillazones que castigaba la mirada dulce del lazarillo, a quien Timbó amaba como a un hijo.
Iban atravesando una cañada. Era a la siesta. El niño miró hacia el cielo y vio a los pajaritos volar libremente; miró hacia el bosque... y la agreste selva parecía entonar allá lejos, con la música del ramaje verde, himnos de libertad para invitarlo a disfrutar de un derecho común.
Él, siempre había tenido que vivir sujeto a Timbó, el amigo que lo trataba bien, pero cuya mano temblorosa siempre sostenía sobre el hombro como un peso que lo esclavizaba. No había tenido amigos de su edad.
Estas reflexiones hechas a campo traviesa, dieron al lazarillo una fuerza extraña..., tan extraña, que sin saber cómo, separó bruscamente la mano de Timbó y echó a correr en aras de la libertad. El ciego no pudo comprender lo que pasaba. Llamó al niño una y otra vez. Lo esperó confiado porque lo amaba y creía en su lealtad. Sus ojos en eterna noche no pudieron contar las noches y los días; pero él esperaba... esperaba... echando el oído en tierra con la esperanza de escuchar sus pasos.
El viento de la cañada se mostró implacable; la lluvia le caló los huesos, y un frío de muerte recorrió el cuerpo del anciano. De pronto creyó escuchar unos pasos; una tibieza amorosa recorrió su cuerpo, y derramando cálidas lagrimitas, se sintió transportado a una región muy hermosa. El corazón no le latía más.
Llegó la primavera. En aquel mismo lugar creció una plantita, primero tímida y temblorosa como la mano de un anciano que se tiende pidiendo caridad, después fuerte y vigorosa, como un corazón noble que confía y espera.
Pronto fue esa planta más alta que la selva vecina. Tenía prisa por crecer y ya en lo alto se cubrió de flores, pequeñas como lágrimas, para mirar a la distancia. Quería ver... después multiplicó sus orejas y agachando las ramas hacia la tierra pareciera que todavía confiara escuchar los pasos del ausente.
Esta es la leyenda del timbó, un árbol de la región, cuyo fruto, llamado vulgarmente “oreja de negro” cae al suelo siempre del mismo lado como una oreja en actitud de escuchar.
Y dicen las gentes del campo, que los que viven en ranchos a la sombra de algún timbó jamás se traicionan porque el timbó es símbolo de lealtad.
El Pombero
También se lo conoce como “El protector del bosque”. El pombero seria lo mas parecido a un Duende. Tiene una apariencia desagradable y de tamaño pequeño con sombrero de paja, aunque en algunos casos se lo describe como una persona delgada y alta que siempre lleva una pipa en la mano.
El pombero puede ser tu mejor amigo o tu peor enemigo, depende tus actitudes con el. Si le dejas ofrendas como tabaco, caña, miel o vino. El puede cuidar tu terreno, ahuyentar a los ladrones o malvivientes. Pero si por alguna razón tienes malos habitos, como cazar por diversión y no por necesidad, como el pombero puede ser lo peor que jamás hayas experimentado, hasta dicen que puede volverte loco.
El pombero puede ser tu mejor amigo o tu peor enemigo, depende tus actitudes con el. Si le dejas ofrendas como tabaco, caña, miel o vino. El puede cuidar tu terreno, ahuyentar a los ladrones o malvivientes. Pero si por alguna razón tienes malos habitos, como cazar por diversión y no por necesidad, como el pombero puede ser lo peor que jamás hayas experimentado, hasta dicen que puede volverte loco.
La luz mala
A este, ente o aparición se lo conoce como un fuego fatuo que suele aparecerse en las rutas, en los montes, lagunas etc. Hay quienes los vinculan con espíritus y otros con Ufos. Según dicen, la “luz mala” busca a personas solitarias que merodean en lugares como los ya mencionados y los rapta.
El lobizón
El lobizón (también conocido en otras regiones sudamericanas como lobisón, lubisonte, luis rufino malo y luisón), es un equivalente al sinónimo sudamericano del hombre lobo europeo.
La leyenda dice que el lobizón es el séptimo y último hijo de Tau y Kerana, en quien sobrecayo la mayor maldición que pesaba sobre sus progenitores (esto último, según la Mitología Guaraní), que en las noches de luna llena de los Viernes; y/o Martes se transforma en un “animal” que mezcla las características de un perro muy grande y un hombre (otras veces, también, mezcla las características de un cerdo).
Para la transformación, el maldecido, comienza sintiéndose un poco mal; por ejemplo comienza sintiendo dolores y malestares, luego , presintiendo lo que va a venir, busca la soledad de un lugar apartado, como la partes frondosas del monte, se tira al suelo y rueda tres veces de izquierda a derecha, diciendo un credo al revés. El hombre-lobisón se levanta con la forma de un perro inmenso, de color oscuro que va del negro al marrón bayo (dependiendo del color de piel del hombre portador de “la maldición” ), ojos rojos refulgentes como dos brasas encendidas, patas muy grandes que son una mezcla de manos humanas y patas de perro, aunque otras veces, también tienen forma de pezuñas y que despide un olor fétido, como a podrido. Luego se levanta para vagar hasta que caiga el día. Cuando los perros notan su presencia le siguen aullando y ladrando, pero sin atacarlo, por donde vaya. Se alimenta de las de heces de gallinas (por eso se dice que cuando el granjero ve que el gallinero está limpio, es porque el lobizón anda acechando por el lugar), cadáveres desenterrados de tumbas y de vez en cuando come algún bebé recién nacido que no haya sido bautizado. El lobizón es reconocido porque:
Cae siempre en cama enfermo del estómago los días después de su transformación.
El hechizado vuelve a su forma de hombre al estar en presencia de su misma sangre, así, al ser cortado, recuperará su verdadera forma. Pero se vuelve enemigo a muerte de quien descubre su sagrado secreto y no se detendrá hasta verlo muerto.
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